Exponerse permanentemente a ruidos durante las jornadas laborales, puede resultar bastante perjudicial para la salud auditiva. La pérdida de audición, el efecto más directo, representa un tercio de las enfermedades de origen laboral. Sin embargo, hay múltiples repercusiones derivadas del ruido en el trabajo.
Una de ellas es el incremento en el riesgo de accidentes, debido a la distracción que genera y la dificultar de oír los mensajes. En el caso de los conductores o constructores, los sonidos fuertes y constantes intervienen en las alertas de algún peligro y en un mayor número de equivocaciones producto de la tensión mental.
Así también los sonidos de teléfonos recurrentes, máquinas en funcionamiento o exposición a ruidos externos eleva el nivel de estrés laboral resultando dañino para el trabajador. Todo esto varía en intensidad de acuerdo a los tonos, volúmenes y dificultades de las labores a realizar.
Las embarazadas no quedan fuera del grupo de afectados. Algunas investigaciones revelan que puede aumentar la presión sanguínea y el cansancio. Por ello, las empresas deben evaluar sus condiciones sonoras en caso de contar con alguna mujer embarazada para prevenir inconvenientes eventualmente podrían llegar al feto.
Una señal clara de que el oído está siendo afectado por el ruido son los acúfenos. En esta categoría se ubican los zumbidos, timbres o sensación de explosión, causantes de desagradables molestias.
Para impedir el impacto directo del ruido en el lugar de trabajo, es aconsejable evitar la exposición directa a las fuentes sonoras, no usar audífonos intraauriculares por largo tiempo y no introducir objetos en el oído.
Ante cualquier dificultad auditiva es recomendable que la persona asista a un especialista para evaluar su situación y evitar el avance de la pérdida de audición.
Link al artículo original: fuente: https://osha.europa.eu/es/tools-and-publications/publications/factsheets/57