La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que una de cada dos personas presentará dificultades auditivas antes de los cuarenta años, debido al uso excesivo de audífonos para escuchar música. Y es que cada vez son más quienes utilizan los artefactos para oír música a alto volúmen y durante gran cantidad de horas.
Las investigaciones indican que los sonidos sobre 120 decibeles generan daño y dolor perceptible. Entre los sonidos que se acercan a este índice se cuentan el despegue de aviones, taladros y sirenas, entre otros. Los populares audífonos empleados por los jóvenes, pueden alcanzar entre los 100 y 120 decibeles, por lo que su uso constante es incide altamente en la salud auditiva, debido al daño acumulativo e irreversible que provoca en el oído.
Más allá del volumen, repercute también la forma de los dispositivos. Los expertos recomiendan los audífonos de cintillo, ya que tienen menor impacto que los intrauriculares, los que pueden lastimar la zona del oído, en suma a que el sonido es emitido más cerca del tímpano, disminuyendo el “colchón de aire” que amortigua el daño.
Si bien con el envejecimiento natural se produce una disminución auditiva, la OMS ha detectado una aparición de daños de forma más temprana. Teniendo consideraciones básicas como emplear audífonos por menos tiempo al día y a un volumen más moderado, es posible prevenir futuros impedimentos en la capacidad de escuchar.
Asimismo, los expertos aconsejan evitar la exposición a ruidos fuertes en el entorno, al igual que proteger los oidos de corrientes de aire y de la humedad.
En caso de existir alertas y señales de debilitamiento auditivo, es recomendable acudir al médico especialista para determinar el estado actual del oído y, en caso de ser necesario, indicar el uso de audífonos permanentes.